martes, 23 de noviembre de 2010

Privilegios y desventajas





Podría decir que son muchos los privilegios de estar embarazada, sobre todo a nivel personal, pero a nivel social no son tantos como parecen. Dejando a parte temas de bajas, prestaciones y cosas del estilo os voy a contar anécdotas que han sucedido de esta manera sólo por estar embarazada.

Por ejemplo, un día de verano estabamos en las piscinas de Artxanda y cuando ya nos ibamos para casa estaba agotada, y tenía que subir unos cuantos escalones. Pero justo al darme la vuelta vi un ascensor y apreté el botón. Mientras esperábamos se acercó un trabajador y nos dijo que era sólo para los que trabajaban allí, pero al ver mi barriga sacó la llave y nos abrió el ascensor. ¡Qué majo!

Otro día, más bien de noche, en fiestas de Bilbao, estaba yo haciendo cola en un baño de esos que ponen, de los que tienen un agujero en el suelo y son minúsculos. Pues esa misma mañana habíamos estado dando una vuelta y tuve que utilizar uno. Lo primero, maniobras para entrar y cerrar la puerta, que me daba en la tripa. Lo segundo aguanta a mear a pulso (con la tripa), que no hay taza, y además procura no tocar la pared de atrás con el trasero, que da miedito. Cuando las piernas ya te tiemblan por la postura y terminas, consigues vestirte y vuelves a hacer maniobras para salir de allí, y no te caigas con el escalón.

Eso, que era por la noche y mientras hacía cola me dice una de las encargadas de los baños: "Oye, tú pasa por aquí que no estás para esperar colas ni usar esos baños." Y me abre el de minusválidos mientras las tipas de la cola me miran con cara de rancias. ¡Qué bien! Todo limpio, luminoso, con mogollón de papel , taza, una barra para ayudarme a levantar (de esas que hay en todos los baños de minusválidos), lavabo... Sólo le faltaba el ambientador y una toalla limpia. Lo estaban utilizando de almacén pero estaba muy bien. Al salir le di las gracias y me dijo que en esos baños están también para nosotras, que sólo tengo que pedirle al encargado que me abra, y que además tienen obligación de abrir.
Así que os podeis imaginar que es el año que menos colas he esperado en el baño en Fiestas de Bilbao en toda mi vida, los poquitos días que salí.

Desde entonces suelo utilizar los baños de minusválidos, pues son más amplios y la barra para levantarme es muy útil, sobre todo cuando la tripa coge grandes dimensiones.

Ha habido otras anécdotas, pero más normalitas, como tener en el avión un asiento más cómodo ( y ya de paso otro para Josu, que estaba a mi lado). Otras son las desventajas, como cuando nadie te quiere ceder el sitio reservado para ancianos y embarazadas en el bus o el metro, o cuando te empujan por la calle y casi te tiran al suelo, o cuando estás de 8 meses y medio y te preguntan a ver si estás embarazada o es que has engordado.

Je, je , de todas formas la mejor ha sido la última. Estabamos el fin de semana donde Manu y como hace meses que no puedo ir en moto tenemos que ir en coche e intentar aparcar en algún sitio, normalmente se acaba quedando el cohce mal aparcado pero a la vista. (Por cierto, Josu me dijo en su día que no me preocupara por lo de la moto, que me ponía mirando hacia atrás para no espachurrar la tripa y me ataba con los pulpos del coche).


Eso, que para variar el coche estaba mal aparcado y en esto que llega la municipal y nos empieza a poner la multa, sale Josu y le explica que acabábamos de llegar, y mientras yo voy saliendo llega mis suegros, y mi suegra le dice que a ver qué se piensa, que va a ser padre y que no le ponga la multa. Para entonces llego yo con mi barrigota y le digo que para un día que salgo no puedo caminar mucho y no había más sitio donde dejar el coche. Entonces el tipo nos da la enhorabuena, rompe la multa y se pira. (De todas formas tenía cara de maloso.)

Así que puedo decir que nos han quitado una multa por estar embarazada.

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